domingo, 19 de septiembre de 2010

Biblioteca a lomo de Burro



Por Francisco Argüello | Bogotá

El profesor Luis Soriano no está en casa, responde Diana Arias, su esposa, desde un enorme ventanal de su residencia en un popular barrio de Cartagena, donde reside desde hace un par de años.

El hombre de 38 años recorre veredas inhóspitas del Magdalena y Cesar prestando libros, enseñando a leer y hasta contando historias misteriosas. De su regreso, nadie da razón porque ni él mismo parece saberlo.

Sobre su vida pocos conocen y lo que se atreven a investigarla lo tildan de loco y hasta arriesgado porque se enfrenta al peligro de una guerrilla que circula por el norte del país y que en ocasiones, sus hombres, armados hasta los dientes, sonríen cuando se lo encuentran.

Y es que en sus largos y engorrosos recorridos, no va solo. ‘Alfa’ y ‘Beto’, dos burros que crió desde pequeños, lo acompañan y rebuznan cuando llegan a los caseríos donde no existe la energía eléctrica, ni siquiera las aulas de clase.

Uno de sus animales soporta con su peso, mientras el otro carga más de 120 libros que protege con cauchos y cajas en madera y que descarga en las regiones apartadas de Colombia hasta donde llega tras soportar caños, trochas, enormes montañas y el peligro de la noche que lo agarra en el camino.

Ya, sobre las comunidades marginadas, descarga sus textos y empieza a dictar sus cátedras personales de lectura y escritura bajo los árboles; unas jornadas que terminan convertidas en divertidas expediciones académicas que al profesor de literatura le apasiona.

“Los niños son bellos, sonríen, prestan atención porque nunca les han hablado de la lectura”, cuenta.

EL MUNDO.es conoció que hace tres años, cuando se motivó a recorrer el país en burro, tenía 80 libros y actualmente tiene en su poder 4.600, es decir, una ‘bilioburro’, como llama a su biblioteca móvil donde no puede cargar todos sus textos por falta de espacio.

“Me regalan muchas colecciones de textos para llevarlas a los niños. Me hace mucha falta otro animal y nuevos estantes para poder acomodarlos porque siempre es difícil”, expresa el maestro, mientras descarga un enorme letrero que dice ‘Biblioburro’ y con el que se defiende de los grupos alzados en armas que lo detienen en el camino y le preguntan por su aventura.

“No me da miedo, entrego conocimiento, no espío a nadie”, dice cuando se le interroga del tema. Su experiencia es única en el país. Por esto, la cadena internacional de noticias CNN lo catalogó como un 'Héroe de Latinoamérica', una distinción de la que se enteró mientras evacuaba de un lejano caserío donde no ingresa la señal del celular y se vive como si fuera en otro planeta.

Reconocimiento internacional

Para esto, tuvo que viajar a los Estados Unidos, un lugar que conocía en videos y algunas revisas que le obsequiaban para regalar a los pequeños. Allí compartió con Larry King, catalogado como uno de los periodistas más reconocidos en Norteamérica. “Este personaje está lejos de ser un payaso loco, es un colombiano de misión altruista de salvar a los niños del voraz analfabetismo”, dijo el periodista en su programa de televisión.

“Me gritaban que los carnavales ya habían pasado, que estaba loco”, narra el hombre, mientras muestra sus gafas oscuras y un sombrero costeño que lo protege del sol y que no deja en el momento de viajar.

“No tengo problema en que viaje, hace una muy bella labor. No lo acompaño por mis dos niños, pero sí tengo que hacerlo”, expresa Diana, mientras lo abraza. Mientras, Soriano, insiste en abandonar temporalmente a su familia e internarse en las selvas colombianas enseñando literatura, el cineasta Carlos Rendón Zipagauta, promete volver a Colombia para producir una película de su vida y llevarla al cine comercial, con nueve capítulos que tardarían hora y media.

El dinero para la producción saldría del dinero que consiguió Rendón cuando ganó el primer puesto en un concurso adelantado por el Ministerio de Relaciones Internacionales de Francia y el Ministerio de Cultura. Por ahora, solo hay un documental que le dará la vuelta al país porque muchos de los colombianos no tienen idea que en burro se está llegando a enseñar a leer.

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